La reforma incoherente (La Voz 28-08-11)

LA REFORMA INCOHERENTE

La Constitución de 1978 es una norma marco que dicta los derechos y deberes de los españoles, dejando libertad a los poderes públicos para regular y desarrollar normativamente todo. Sin embargo, como norma de consenso que había de dejar contentos a todos los partidos políticos, exigía durabilidad y, por ello, se plasmó una posibilidad de reformatio constitucionallimitada, requiriendo de altas mayorías. Desde entoncesse ha hablado de la necesariedad del cambio y reforma de diversos artículos, sobre todo en función de las ideologías políticas, del que las exigía.

Una de las principales reinvidicaciones ha sido la ruptura del orden sucesorio tradicional impuesto por laLex Sálica que impide, desde 1713, ex Felipe V, que las mujeres hereden el trono salvo en el caso de no haber herederos varones en la línea principal (hijos) o lateral (hermanos y sobrinos). De hecho, la vuelta al sistema hereditario de las Partidas, propiciada por Fernando VII, provocó las guerras carlistas, sin necesidad alguna. Nada decían, sin embargo, esas voces cuando los varones debían cumplir exclusivamente con el servicio militar obligatorio, perdiendo meses (y hasta años) de formación estudiantil y profesional.

Otra cuestión sobre la que se ha solicitado reformaconstitucional con insistencia ha sido la posibilidad dedisgregación del territorio nacional: lo que se ha venido llamando el Derecho de Autodeterminación, promovido por grupos independentistas que más que la búsqueda de una identidad nacional propia lo que requieren es manejar el dinero de esos territorios sininmiscusión de un gobierno “central”. También se ha hablado de la modificación de artículos que desembocan en conflictos entre derechos: eutanasia contra el derecho a la vida, los matrimonios entre hombres y mujeres, indistintamente, y la reforma de los artículos constitucionales que permiten la reforma de los artículos constitucionales, para hacerla más asequible.

Sin embargo, la modificación de la Constitución debería empezar, más que por la prohibición de un exceso del gasto público, por la erradicación del sistema electoral D´Hont, que busca la generación de mayorías que permitan, presuntamente, gobiernos estables, mediante un reparto de escaños poco proporcionalbasado en la circunscripción territorial de la provincia. Creo que existe una sensación generalizada de injusticia e inmovilismo y que la reforma constitucional debería comenzar ahí, en el corazón de la representatividad política.

El acuerdo bipartito sobre la modificación de la Constitución para un control del gasto y el déficit público me parece innecesario, la verdad, y podía haberse acordado entre los partidos políticos preeminentes mediante un convenio marco de gobernabilidad, en tanto que discurra la crisis económica. La sensación que me deja este apretón de manos PSOE-PP es que las personas que hemos elegido para que nos manejen los tesoros sufren algún tipo de “patía” que los convierte en derrochadores del erario público y que piden a quien los contrata (nosotros, los ciudadanos) que les pongamos un límite de gasto a la VISA entregada. Es como esos del 15-M que se dicen independientes pero no fundan un partido políticovotable. Incoherente.

Enrique Montiel de Arnáiz

Comentarios

Sergio Calap. ha dicho que…
Totalmente de acuerdo en el artículo, enrique, salvo en´la última frase.

Creo que la reforma electoral clama al cielo.

Saludos,

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