LA REBELIÓN DE LOS MEDIOCRES - La Voz de Cádiz-ABC 31-05-2015

LA REBELIÓN DE LOS MEDIOCRES



http://www.lavozdigital.es/cadiz-provincia/201505/31/revolucion-mediocres-20150531021051-vo.html

El pasado martes volvió a Cádiz Arturo Pérez-Reverte para presentar su novela titulada “Dos hombres buenos”. Me sorprendió ver en la primera fila de un auditorio completo un fabuloso perrazo, tumbado y dando escolta a su dueña ciega. El acto lo plantearon el cartagenero y nuestro Óscar Lobato como una charla entre amigos que fue interrumpida dos veces por un espontáneo sin dinero para adquirir la novela. Surgió ahí el lado amable a la par que tarbernario de APR: el hombre se llevó la novela gratis. Decía que en este diálogo de amigos se habló de política sin hablar de política. En la charla se fueron deslizando ideas sucesivas y conceptos extrapolables a diversos tiempos, gobernantes y vasallos: nada nuevo bajo el mismo sol de Breda. El escritor confesó también tener predilección por los personajes “revertianos” (sic) a los que una vida complicada vuelve lobos para el hombre, por eso ha plagado sus novelas de Alatristes y Malatestas. APR aludió al hecho diferenciador de España y Francia: tenía filo y caía bruscamente. La guillotina, esa epidemia que está por volver porque siempre retorna, nos observa desde la oscuridad de nuestras consciencias.

Reverte defendió a los maestros, que enseñaban el Quijote, sobre los que fundamentó su tesis de que la cultura nos salva y hace libres en este mundo incultamente corrupto, parecido al del París de su novela, donde los revolucionarios son los mediocres y no los ilustrados y donde la epidemia de la guillotina regó el campo de Agramante de tumbas ilustres, gente buena y mala que tras mejorar su tierra recibió la dignidad de sus cabezas cercenadas, caídas en el cieno. Ojalá no sean mediocres los que vengan a revolucionarnos, pensará Pérez-Reverte, preocupado quizás por el devenir guillotinero de los últimos tiempos; ojalá sean ilustrados, enciclopedistas. La confianza es baladí. No debemos olvidar que el acervo popular siempre gana la apuesta: el que te sustituya, bueno te hará.


Y de todo esto habló sin hablar en mi cabeza Arturo Pérez-Reverte, fundiendo sus preocupaciones con las mías, mientras coloquiaba con su viejo amigo Óscar Lobato -el hombre que todo lo sabe-, interpretando ambos a la perfección el montaje teatral de su nueva obra: dos hombres buenos. 


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